Habilidades directivas en el siglo XXI

Creatividad, Mentalidad global e Inmersión digital, las tres nuevas habilidades directivas que postulamos como urgentes en la empresa del siglo XXI.

Hace tan sólo unos días, tuve ocasión de charlar con un grupo de profesores a nivel de MBA, acerca de si las habilidades directivas que se enseñan hoy (comunicación, gestión del tiempo, negociación, …) son suficientes para los alumnos de postgrado, considerando los grandes cambios y desafíos a los que deben enfrentarse estos alumnos en un mundo que cambia cada vez más rápido.

Un mundo que cambia

Para poder responder a esta pregunta, primero hay que tener claro los objetivos de la formación de postgrado. Mi opinión es que la formación debe de servir para que los alumnos puedan aportar algo nuevo a las empresas, algo que les diferencie y les convierta en atractivos.

En este sentido, cualquier formación a este nivel debería aportar novedad, incluso disrupción sobre la formación de los ejecutivos actualmente a cargo de la empresas. Creo que los nuevos MBA deben actuar como agentes activos de la destrucción creativa que postulaba Joseph Schumpeter, como protagonistas del lanzamiento de nuevas soluciones, que destruyan viejas empresas y modelos de negocio.

Por esta razón propongo tres nuevas habilidades directivas que, pienso, deberían de aportar esta diferenciación de la que hablo y que serían especialmente útiles para aquellos profesionales que se enfoquen a trabajar en Marketing, Diseño, Innovación y Estrategia especialmente, pero que probablemente deberían ser extensibles a cualquier profesional.

Las tres nuevas habilidades de las que pienso adolece la dirección empresarial actual, serían la creatividad, la globalidad  y la inmersión digital.

Creatividad

Pensamiento creativo, innovación abierta, pensamiento de diseño y co-creación … para fomentar la economía creativa

Capacidad para fomentar y despertar la creatividad dentro de la organización, para encontrar nuevas soluciones y oportunidades para la empresa a través de nuevas formas de pensar que sean social, financiera y medioambientalmente sostenibles. Hablamos de ser capaz de animar en la organización la utilización de nuevas herramientas, de cambiar las rutinas de trabajo, de promover la innovación, el aprendizaje continuo, el intercambio de conocimientos abierto, la colaboración y el intraemprendimiento, … con habilidades y herramientas nuevas (design thinking, co-creación, innovación abierta, investigación observacional, …).

En el año 2010, durante la conferencia «Creative Economy Report 2010» de las Naciones Unidas, se defnió la «economía creativa» como:

  • un concepto que evoluciona basado en activos creativos
  • que se fundamenta en un conjunto de actividades basadas en el conocimiento
  • que generará crecimiento y desarrollo económico
  • que representa la esperanza de generar ingresos, puestos de trabajo y beneficios al mismo tiempo que promueve la inclusión social, la diversidad cultural y el desarrollo humano
  • que abarca aspectos sociales, económicos, culturales, tecnológicos y de propiedad intelectual

En el corazón de la «economía creativa» están las «industrias creativas» que se definen como:

  • aquéllas que utilizan la creatividad y el capital intelectual como principal input para los ciclos de creación, producción y distribución de productos y servicios
  • aquéllas que desarrollan un conjunto de actividades enfocadas, pero no limitadas, a generar ingresos a partir de los derechos de propiedad intelectual
  • su output son productos y servicios tangibles e intangibles, todos con un contenido creativo, valor económico y objetivos de mercado
  • constituyen uno de los sectores más dinámicos en el comercio mundial

También me parecen interesantes las siguientes características del «pensamiento creativo» (Jürgen Salenbacher en su libro «Creative Personal Branding»):

  • el pensamiento creativo es social, especialmente en su aplicación empresarial, necesita de otros para generar resultados con la riqueza suficiente
  • el pensamiento creativo necesita espacios adecuados para aislarse de las rutinas, de las normas, del día a día, …
  • el pensamiento creativo necesita tiempo y nuevas herramientas, una buena idea no es algo inmediato, hay que disponer del tiempo necesario y de los instrumentos para animarla
  • el pensamiento creativo necesita diversidad, la variedad de valores, objetivos, culturas, … amplia nuestra visión y nos aporta nuevas perspectivas
  • el pensamiento creativo necesita herramientas innovadoras, la observación, la investigación y la visualización son fundamentales para generar el «insight» necesario y convertir ideas en conceptos, conceptos en soluciones

creatividad

Globalidad

Mentalidad global, papel del profesional en el mundo, desarrollo profesional global, …

Entender que las soluciones, las oportunidades y nuestro campo de actividad profesional son hoy globales y disponer de herramientas, actitudes y valores para sacar provecho de ellas. No sólo hablamos de internacionalización (venta o incluso implantación fuera del país) o de multiculturalidad como un conjunto de anécdotas; hablamos especialmente de mentalidad y sensibilidad global; de mantener una imagen actualizada del desarrollo humano, retos y aspiraciones en las diferentes regiones del mundo (inmersión global); de sensibilizar con el papel del profesional más allá de su propia empresa (redes de colaboración, investigación, innovación globales); de aprendizaje y desarrollo profesional global; …

Pienso que en la economía del conocimiento y la creatividad, deberíamos de encontrar espacios para sistemáticamente investigar, empatizar y entender la situación, necesidades, aspiraciones, valores y objetivos que se sienten como propios en los principales rincones del mundo. De esta forma, ampliaríamos nuestra perspectiva y alimentaríamos nuestra creatividad.
Shanghai at night

Inmersión digital

Marca personal en el mundo digital, nuevas actividades y formas de entender la productividad en el mundo empresarial

En mi opinión cada vez es más clara la brecha que existe entre la inmersión digital a nivel de la vida personal y el nivel de inmersión digital a nivel de la vida profesional.

En la vida personal, estamos ya acostumbrados a interactuar de forma natural con el mundo digital, lo hemos incorporado a nuestros espacios de ocio, de vida doméstica, de interacción con nuestros familiares y amigos. Ver la TV al mismo tiempo que se navega en una red social, se juega con una App o se envían mensajes a través de WhatsApp es algo natural. Nuestra presencia en redes sociales es algo habitual (p.ej. WhatsApp tiene 20 millones de usuarios en España, Facebook 17 millones de usuarios, …)

Sin embargo, la brecha digital es más que evidente cuando se piensa en la vida profesional. Esta brecha perjudica por igual a empresas y personas.

Para las personas, somos testigos de que la «imagen digital» de muchísimos profesionales con una dilatada experiencia no va más allá del CV de Linkedin, sin dejar huella de proyectos, desafíos personales, colaboraciones con otros profesionales, … Su vida profesional a la que dedican muchísimo esfuerzo y tiempo no deja ninguna huella en el mundo digital. Si tienen que cambiar de trabajo deben de explicar «desde cero» su vida profesional, sus logros, …  que son «invisibles» en el mundo digital.

No es sólo falta de concienciación sobre la importancia de contar con una «identidad digital profesional», también en ocasiones es un resultado consciente provocado por el miedo a compartir detalles que no sean positivos de la vida profesional.

Por otra parte, esta identidad profesional tan tenue en el mundo digital, frena el desarrollo profesional fuera de la propia empresa, ni ayuda a intensificar la idea de «globalidad» que apuntábamos antes. Hoy en día, millones de profesionales en numerosos campos de actividad no sólo comparten el resultado de su aprendizaje abiertamente en Internet (p.ej. existen miles de blogs especializados en prácticamente cualquier aspecto de gestión, miles de revistas en Flipboard, comunidades temáticas en redes sociales, grupos profesionales en Linkedin, …), sino que también trabajan de formas radicalmente nuevas a través de plataformas de innovación abierta (p.ej. Innocentive). No apostar por una presencia «fuerte» de nuestra faceta más profesional en Internet, nos deja fuera de todo esto.

Para las empresas, la brecha digital frena la innovación abierta, la creatividad, el aprendizaje y ser capaces de encontrar nuevas formas de trabajo que aumenten la productividad. Como anécdota, todavía hay empresas en las que no se entiende que un profesional pueda dedicar un tiempo de su horario de trabajo a consultar blogs temáticos especializados para aprender más en áreas concretas, o que asista a una reunión al mismo tiempo que consulta su correo electrónico, termina un post o revisa un documento en la nube. Estas nuevas formas de trabajo «multiconectados» no son más que el reflejo de habitos que ya resultan naturales en la vida personal, y que lejos de restar productividad, abren el camino a nuevas vías de aumentarla.

identidad digital

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